Durante las últimas ocho semanas hemos vivido una
experiencia, que muchos de nosotros, no olvidará jamás. Las prácticas han
marcado un antes y un después en nuestra vida académica. Nos han servido no
sólo como experiencia, sino que nos ha aportado momentos muy gratificantes y
enriquecedores.
Los alumnos es la parte esencial de nuestra profesión. Desde
el primer momento tanto Irene como yo hemos conectado con los alumnos de
nuestros centros desde la primera semana, estableciendo un vínculo de cariño,
afecto y respeto. Gracias a ellos, hemos aprendido y enseñado, nos hemos
planteados dudas y hemos reflexionado sobre nuestra profesión, nos han regalado
momentos dulces e inolvidables.
Tras largas horas de conversación, compartiendo entre
nosotras, experiencias y momentos significativos en nuestras aulas, nos
planteamos hacer un regalo a cada uno de nuestros alumnos. Queríamos hacer un
regalo simbólico y manual, que fuera personal para cada uno de ellos y que
llevara implícito un trocito de nuestro corazón.
Así que nos pusimos manos a la obra. Recordamos una de las últimas clases que habíamos tenido de Literatura Infantil con Irune, en la que nos daba ideas para incentivar a nuestros alumnos y acercarlos así a la lectoescritura. Una de sus ideas fue la creación de acrósticos. Decidimos hacer unos marca-páginas de colores, en los que emplearíamos sus nombres como palabra clave, y con cada una de sus letras, escribiríamos adjetivos positivos que les caracterizasen.
Tuvimos pequeños problemas, que en un principio, cuando
planteamos la actividad, no habíamos contado con ellos. Nos encontramos con
letras, de las que era difícil partir a la hora de poner un adjetivo. Letras
como la Q , la K y la U. Y además queríamos evitar el repetir adjetivos, para
que así fueran únicos en su definición.
Para elaborar nuestros marca-páginas personalizados,
recurrimos a diccionarios de sinónimos y antónimos, diccionario de La Real
Academia Española, cartulinas de colores, rotuladores de colores, forros
transparentes para plastificar los marca-páginas, regla, lápiz y goma de
borrar.
Una vez que terminamos los marca-páginas, los llevamos a
clase y el día que finalizábamos nuestra estancia en el centro. Fuimos
repartiendo, con lágrimas en los ojos, cada uno de los marca-páginas. A los
niños les encantó, se emocionaron al leer sus descripciones y al sentirse
únicos e identificados con sus adjetivos. No encontramos manera mejor de
despedirnos de nuestras prácticas.
Como le escribí a Irene, me parece una idea preciosa y os han quedado chulísimos :)
ResponderEliminarAnotado.